Somos lo que pensamos. Si nuestro discurso interior es negativo pues somos eso: seres pesimistas irradiando energía negativa. Por el contrario, si nuestro discurso interior es positivo somos seres que creamos y emanamos energía positiva.
El pensamiento positivo y el pensamiento negativo son semillas. Siembra ideas y sentimientos positivos en tu mente y recogerás acciones positivas.
La gente de espíritu negativo va llena de comentarios derrotistas, repitiéndolos continuamente. Frases inútiles como estas a continuación:
- Mi vida es un desastre.
- Nada me sale bien.
- Esto siempre me pasa a mi.
- Ya lo arruine todo.
- Nada va a resultar.
- Es inútil esforzarse.
- Esta racha de buena suerte durará poco.
- La felicidad no es para siempre.
- Me gustaría que todo siempre saliera bien, pero es imposible.
- Todo va a salir bien.
- Nada es imposible.
- Tengo fe que todo saldrá a mi favor.
- La buena suerte siempre me acompaña.
- Hay que tener confianza.
- Hay que esforzarse.
- No hay mal que por bien no venga.
- Siempre hay que buscar el lado bueno de las cosas.
- La próxima vez todo va a estar mejor.
- Pase lo que pase hay que salir adelante.
Si acaso estás en el grupo de aquellos que todavía no practican el pensamiento positivo, no te apenes, no te deprimas, empieza ahora, trata de explicarte las cosas de una manera diferente, con mayor optimismo, con más amor propio, con esperanza. Mantén conversaciones positivas contigo mismo e inmediatamente veras la diferencia en tu actitud personal, en tus acciones, en tu vida.
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