Todos conocemos ese sentimiento. Dijiste algo inapropiado sobre alguien y ese alguien se enteró. Tal vez, te ayudaste a ti mismo apropiándote del esfuerzo de otra persona. O, en una de esas, robaste. O mentiste. O leíste el diario íntimo de tu hija.
En cualquier caso, desde que lo has hecho, das vueltas en la cama, sientes una opresión en el pecho, comes y bebes demasiado, y tienes dolores de cabeza.
Valeria, de 50 años de edad, estaba atravesando un divorcio y su hermano era su pilar principal, hablando telefónicamente con ella durante sus solitarias noches. Al poco tiempo, ella encontró al hombre de sus sueños, se mudó, y prácticamente desapareció. Estaba tan sumergida en su nueva vida que se olvidó por completo de su hermano. Hasta se olvidó de llamarlo para su cumpleaños.
Fue para esta época que comenzaron las noches de insomnio. Ella sentía tanta vergüenza que no podía hacerle una llamada. Sabía que lo había lastimado, y que bien podría estar furioso. Finalmente, se animó a llamarlo un día. Sí, él estaba dolido, pero entendió la situación. Por su parte, ella volvió a conciliar el sueño y a hablar con su hermano.
En relación con este tema, se llevó a cabo una investigación en la Universidad de California, Los Angeles, en la que se encuestó a 100 mujeres, todas modelos de rol con una actitud positiva. La característica clave fue su habilidad y su deseo de terminar los asuntos pendientes. He aquí lo que surgió:
Etapas de la vida
La etapa uno corresponde al pequeño niño bueno. Sin importar cuál sea su edad, las personas en esta etapa pueden disculparse por todo, incluso por cosas que no son necesarias. Necesitan agradar a las personas.
La etapa dos es un período de rebelión. Las personas pueden revelarse en contra de la fase anterior, y ahora no se disculparán en absoluto. Se muestran enfadadas gran parte del tiempo.
La tercera etapa corresponde a la sabiduría. Cuando las personas superan la etapa de seguir las reglas y la de las reacciones desmedidas, toman lo mejor de las dos. Esto significa que tienen una urgencia de reconciliar lo que consideran defectos legítimos.
En términos de salud, las personas que atraviesan las dos primeras etapas tienden a experimentar más desórdenes relacionados al estrés y a la ansiedad.
Por otra parte, un estudio realizado en 2002 por investigadores de la College and Virginia Commonwealth University mostró que la frecuencia cardíaca, la presión arterial, los niveles de sudoración y la tensión facial disminuían en las víctimas de equivocaciones cuando se imaginaban a sus ofensores pidiéndoles disculpas.
Cómo decir que lo sientes
Si la disculpa no es sincera, ni quien pida las disculpas ni quien las reciba saldrán beneficiados. Pedir perdón puede ser algo muy difícil. Es un asunto de ego. Es humillante admitir el error y decir perdón. Significa que has hecho algo que no deberías haber hecho y que lo sabes. Ahora, es el momento de asumir la responsabilidad.
No obstante, sólo será beneficioso cuando verdaderamente sientas y entiendas lo que estás haciendo. De lo contrario, sólo serían palabras vacías. Es decir, si envainas la espada para hacer la paz, no puedes dejar el mango afuera y estar listo para volver a tomarla.
En ese sentido, es recomendable evocar una vieja plegaria de la tradición budista. Antes de ofrecer una disculpa o levantar el teléfono, siéntate confortablemente, y siente el peso de no haberte compadecido de ti mismo. Después de que lo hayas sentido profundamente, di para tus adentros: “he lastimado a alguien por mi ignorancia, ira, o confusión, y ahora pido que se me otorgue el poder para perdonarme”.
Antes de que puedas pedirle a alguien que te perdone, debes perdonarte a ti mismo. No serás capaz de nutrirte del perdón si no te perdonas primero. En otras palabras, el remordimiento seguirá achacando tu cabeza por las noches.
Lo que no debes decir
Aquí van algunos ejemplos de formas inapropiadas de pedir disculpas:
* “Si he ofendido a alguien, pido disculpas”. Grave error. Nada de “si”, nada de condicionales. Este tipo de frases son típicas del falso arrepentido.
* “Realmente estoy arrepentido, pero no soy el único culpable de lo ocurrido”. Error. Lo que hayan hecho los demás es irrelevante a la hora de pedir disculpas por tus malas actitudes.
Hay quienes creen el perdón es una especie de líquido corrector, que borra lo hecho. Generalmente, los que piensan así intentan convencerse de su accionar mediante frases del estilo de “Perdonar es olvidar”.
Estos individuos, al ser perdonados, creen que se resetea el sistema y pueden volver a ofender tranquilamente —para luego volver a ser perdonados—. Esto también es poco sincero.
¿Cambiar las células?
Hay quienes dicen que los cambios en los pensamientos pueden programar la estructura celular para proveer beneficios a la salud. Cuando dices una mentira, según la medicina china, la mentira queda atrapada en el cuerpo a nivel celular.
Puede sentirse como un nudo. Cuando pides disculpas, el cuerpo conoce la verdad de lo que hayas querido decir. Tú tienes la posibilidad de cambiar tu cuerpo, porque tú eres quien está a cargo de tus pensamientos.
Aceptación o no
No es obligatorio que la otra persona acepte tu pedido de disculpas para conseguir los beneficios a nivel de la salud. Es posible que tus disculpas nunca sean aceptadas, y tú deberás encontrar una forma para vivir con ello.
Cuando te aferras a los problemas y equivocaciones, es como si tuvieras unido a un ancla que te arrastra hacia el fondo de un abismo. Tus mejores pensamientos aparecerán cuando estés en paz contigo mismo. Y tus mejores noches de sueño también.
No hay comentarios:
Publicar un comentario