Es por ello, que el ritual, en muchos casos, no debe ofrecerse a casos particulares y concretos, ya que ancestralmente no fueron concebidos para ello. Una vez aclarado este concepto vamos a escenificar lo que necesitamos para un ritual.
EL ALTAR
Podemos improvisar un altar con cualquier mesa con un mínimo de dimensiones (75 x
Los altares están indicados para los rituales, en cambio cuando hagamos novenas ó peticiones, cualquier lugar nos puede servir.
Una vez determinada la acción que corresponda, procederemos a perfumar el lugar con incienso, este debe de ser de buena calidad, no muy aromático y agradable para nuestros sentidos. Recomiendo el de mirra o sándalo apropiados para casi todos los rituales o novenas. El altar deberá ser orientado con una brújula hacia el Este o Norte, según convenga, de manera que nosotros quedemos mirando hacia él.
El altar (ver dibujo más abajo), deberá contener una vasija con agua, una con sal marina, un incensario, dos velones de altar, las velas de ofrenda, las velas astrológicas y las velas de la semana. En algunos casos pueden hacerse dibujos con cera encima de él.
Además, podremos tener un pequeño atril para soportar los textos que debamos leer, una figura o estampa de nuestro devoto invocante, un paño blanco de lino para limpiar los utensilios, un apaga velas y una pequeña campanilla.
LAS VELAS DE LOS RITUALES.
Las velas de altar pueden servir para rituales distintos mientras que las velas de la semana y las velas astrológicas y las velas de ofrenda deben extinguirse en cada ritual.
VELAS DE ALTAR
Se utilizan dos velas, una negra a la izquierda y otra blanca a la derecha, puestas en cada esquina superior, son las que iluminan el altar y nos protegen, por ello son las primeras en encenderse y las últimas en apagarse, estas pues son su símbolo, comienzo y final del ritual, el color negro limpia y el blanco simboliza la limpieza y pureza del acto, así como su sencillez, son también la conexión entre el espíritu y el objetivo del ritual.
VELAS DE OFRENDA.
Son las más importantes y deben estar en el centro del altar. En algunos casos llevaran inscrito el nombre y apellidos o la petición. El color de dichas velas debe estar de acorde con el objetivo que se busca y dicho color tiene una importancia fundamental. Más adelante veremos su distribución. En algunos casos debe ponerse un velón central.
VELAS ASTROLÓGICAS.
Estás representan a la persona o personas, si este es el caso por los que se realiza el ritual, el color de las velas corresponderá al signo zodiacal, de la persona/s (al final de este libro encontrareis la correspondencia). En el caso de no conocer la fecha de nacimiento se utilizará la vela blanca y es también recomendable grabar en la vela, el nombre de la persona y la fecha de su nacimiento, lo haremos de arriba a abajo.
LAS VELAS DE
N
Su función principal es la de potenciar el propio ritual.
CONSAGRACIÓN Y UNCIÓN.
La persona que hace el ritual debe consagrar y ungir las velas con sus propias manos, se puede utilizar como norma general el aceite de oliva de primera prensada, pero también existen aceites esenciales preparados con los fines deseados que podréis encontrar en tiendas esotéricas.
Para ungir y consagrar la vela debes tener en cuenta que el norte esta en la mecha y el sur en el pie, por tanto si la cuestión es de tipo neutro y no se trata de mejorar o aminorar ungiremos con el aceite desde la mitad de la vela hacia arriba (nunca hacer retorno, siempre hacia arriba), y después la misma operación desde la mitad inferior en sentido contrario, o sea hacia abajo.
Cuando se trate de aumentar o mejorar algo, o también para que nos favorezca alguna cosa positiva, pondremos el nombre y apellidos o petición escrito en la vela con un punzón o bolígrafo, desde el norte al sur (siempre sin retorno), y para aminorar o rebajar algo, o sacar, será al revés de abajo hacia arriba.
Siempre pondremos el aceite en la palma de nuestra mano derecha (si no somos zurdos), y abrazaremos la vela con toda nuestra mano, acariciándola. El numero de veces que debemos ungir la vela es siempre numero impar (importante), y durante la unción deberemos concentrarnos en el problema o situación que deseamos resolver.
EL MOMENTO.
Aunque haya muchas formulas para determinar cuando es el momento apropiado, tampoco es necesario que nos compliquemos demasiado, por tanto la norma más sencilla es la de utilizar las lunas y sus fases, por ejemplo para trabajos de crecimiento, aumento, desarrollo, expansión o similares, terminaremos nuestros rituales en cuarto creciente, y al contrario, si lo que pretendemos es aminorar, rebajar, disminuir, alejar, en conceptos similares el ritual se terminará en cuarto menguante.
También en los rituales las primeras horas de la mañana, y el comienzo de la noche son los momentos más favorables, pero no es imprescindible que se haga en estas horas, prefiero que se tenga en cuenta la actitud personal y las posibilidades de tranquilidad que nos ofrezca el hogar o lugar del ritual.
EL DÍA DE
Cad
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